“Vamos a tomarnos un momento para crear un espacio para esta sesión y para sentir nuestra experiencia aquí, abiertos a la novedad, la lucidez y la conciencia. Aprovechamos el momento para conectar con el cuerpo y con la respiración, sintiendo la postura corporal y notando el entrar y salir del aire en nuestro cuerpo. Conectamos también con la intención fundamental que anima nuestro trabajo conjunto y le damos la bienvenida al silencio durante unos instantes”
1. Siéntate en la postura de meditación
2. Concéntrate en la respiración, en cómo
entra y sale el aire de tu cuerpo y responde
a estas preguntas:
– ¿Por qué he venido hoy aquí?
– ¿Qué quiero?
– ¿Qué deseo extraer de esto?
3. Cuando tu mente empiece a divagar,
simplemente vuelve a centrar tu atención
en la respiración y en la respuesta a las
preguntas que te has formulado.
Ansiedad: La ansiedad puede definirse como una anticipación de un daño o desgracia futuros, acompañada de un sentimiento de disforia (desagradable) y/o de síntomas somáticos de tensión. El objetivo del daño anticipado puede ser interno o externo. Es una señal de alerta que advierte sobre un peligro inminente y permite a la persona que adopte las medidas necesarias para enfrentarse a una amenaza.
Es importante entender la ansiedad como una sensación o un estado emocional normal ante determinadas situaciones y que constituye una respuesta habitual a diferentes situaciones cotidianas estresantes. Así, cierto grado de ansiedad es incluso deseable para el manejo normal de las exigencias del día a día. Tan sólo cuando sobrepasa cierta intensidad o supera la capacidad adaptativa de la persona, es cuando la ansiedad se convierte en patológica, provocando malestar significativo con síntomas que afectan tanto al plano físico, como al psicológico y conductual.
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